Miércoles, 4 de Diciembre de 2024
José Hierro: la figura del poeta.
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Ese ruido ya pájaro

Ese ruido ya pájaro

Mario Obrero
Ediciones Entricíclopes
2019

ISBN: 97-884-94873-83-6

Ese ruido ya pájaro

Reseña de Guadalupe Grande para Nayagua 30

 

Queridas amigas, queridos amigos, gracias por acompañarnos esta tarde que es sin duda una tarde de celebración. No puede ser ninguna otra cosa: Ese ruido ya pájaro viene a contar cantar lo que ya intuíamos: que Mario García Obrero es un poeta pájaro, un pájaro arroz, un menudo pájaro inmenso que no va a parar de hacer ruido, poesía, en un mundo lleno de furia.

Hay una tentación que quiero dejar de bordear, un asombro que deseo explicitar para poder dejar de lado: la juventud de Mario, el absoluto asombro que produce la sabiduría de su poesía en una edad tan menuda. Sin duda es asombroso, una extrañeza feliz, un acontecimiento congelado en el tiempo, una rareza que permanecerá en su biografía como signo fundacional: eso ya no tiene remedio, si es que tiene que tenerlo. Pero no es ese dato lo que convierte en acontecimiento su poesía: ahora no podemos olvidarnos de ello, pero vendrá el día en que nadie advertirá su edad sino su asombroso talento. Lo que les pido hoy es que escuchen lo que van a oír no como la poesía de alguien muy joven y lleno de talento que algún día alcanzará su madura forma sino como una forma entera, completa y ya pájaro en su ruido. Pueden escucharlo como un viaje, pero no en virtud de la edad de Mario, sino como cualquier otro viaje de un artista, se inicie a la edad que se inicie. No dejen que el asombro ante su menuda edad les impida ver el nada menudo tamaño de su poesía. Lo que vamos a escuchar esta tarde no es un joven prodigio, por más que el suceso sea prodigioso, sino el prodigio de la palabra debatiéndose entre la melodía y el ruido: no otra cosa es el disparatado, desastrado, fallido y maravilloso viaje que esta especie está intentando realizar en esta época.

Hay otra tentación que también quiero dejar atrás antes de hablarles del libro de Mario García Obrero que hoy celebramos: Oh, aquella vieja y ya algo pasada de moda pregunta sobre si las cosas nacen o se hace… Sí, queridas amigas, queridos amigos, tendemos con demasiada frecuencia a los arcaísmos prestigiados, a los lugares comunes no por pasados de moda menos comunes: que si ser y estar, que fondo y forma, que si sentimiento o intelecto, que si racional o irracional... todo boberías, créanme, que se aplican con dificultad penosa a cualquier ámbito de la vida, y con respecto al arte han provocado tremendos estragos. El problema del talento no es tenerlo o no tenerlo, sino malograrlo, tarea a la que esta época y esta sociedad se aplican con ufanidad olímpica. La cuestión no es que alguien particularmente dotado encuentre su preeminente lugar en el mundo, con mayor o menor esfuerzo, contra viento o a favor de marea, sino que el mundo le permita a cada ser llevar adelante y gozar la predisposición, más o menos talentosa, de que cada ser disponga. A las cosas vivas, a los seres vivos, hay que prestarles atención para que puedan sobrevivir en un mundo que ya le presta demasiada atención a las cosas muertas. Esta tarde, la cuestión es Ese ruido ya pájaro, pero deseo que entiendan que el relámpago que atraviesa este libro podría no haber existido o podría estar en este instante guardado en un cajón a la eterna e improbable espera de un lector.

«¿Genio? En este momento / Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo, / Y la historia no señalará / ¿Quién sabe?, / a ninguno, / Ni quedará sino estiércol de tantas conquistas futuras. / No, no creo en mí...», escribió el nada optimista Álvaro de Campos. Y así es, queridas amigas y amigos, conocemos aquello de lo que hemos cuidado, tuvo que haber un Felix Mendelssohn para que hoy escuchemos el ruido de Bach, y tal vez, digo solo tal vez, para que hoy escuchemos a Mario ha de haberse dado una cadena de creencias y complicidades en la valoración y práctica de la poesía. Esto no pone en duda el talento de Mario, esta reflexión pone en cuestión la acción política con respecto a la cultura. Quería hoy contarles esto y quería hacerlo justo aquí, en la Fundación Centro de Poesía José Hierro, cuya labor no crea talento pero fomenta y permite que suceda algo imprescindible: que los milagros no pasen desapercibidos, como decía Juan Calos Mestre, y que todo el que se acerque a esta casa de poesía pueda hacer, como reza el refranero, de su necesidad virtud, y, además, compartir esa virtud. Créanme, no es poca cosa, créanme, en lugares como este se sigue haciendo realidad tal vez el más bello sueño que ha dado este país a la historia: la Institución Libre de Enseñanza. Y creo que Mario García Obrero, a través de la práctica docente y comprometida con la poesía de su madre, Susana Obrero, a través de lugares como este, es un radical heredero de aquel sueño que, por ejemplo, propició y consiguió la emancipación cultural en aquella época de un número impensable hasta el momento y incluso aún hoy de mujeres. Y para finalizar con esta tentación, quiero decirles que para el Centro de Estudios de la Poesía de San Sebastián de los Reyes fue un regalo que no se nos pasara inadvertido el primer libro de Mario, Carpintería de armónicos: tuvimos la certeza de que estábamos presenciando un acontecimiento, sentimos la convicción de que ese poeta equilibrista, deseante de la lengua y de su carga histórica y ética era exactamente la forma de lugar poético que queríamos defender en el Premio Félix Grande, y disfrutamos la alegría de poder darle cuerpo en forma de libro.

(…)

 

Reseña completa en Nayagua 30

 

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